20 de enero de 2010

:::::::::::::::::NARCÍS MONTURIOL:::::::::::::::::

Quizá muchos desconozcan que por estas fechas del 2010 estamos en pleno "Año Monturiol" en recuerdo de los 150 años del Ictíneo, el que puede ser considerado como el primer sumergible español y uno de los primeros intentos con cierto éxito en la navegación submarina mundial. Quizá muchos incluso no conozcan ni a Monturiol ni a su invento, pues la fama y el olvido se han ido alternando tanto en la vida como en el recuerdo de este ampurdanés. No deja de ser curioso que en su época las autoridades tuviesen más en cuenta las convicciones revolucionarias de su juventud, por las cuales fue perseguido, que la importancia práctica que podía representar su invento. Todo lo contrario que en época de Franco, cuando el dictador promocionaba los escasos inventores patrios, para defendernos de la leyenda negra y el contubernio, a la vez que ignoraba totalmente ese pasado rebelde y utópico.
En el nicho 586 de la isla primera del Cementerio del Este del Poblenou, en una lápida modesta se puede leer: "Aquí yace D. Narciso Monturiol, inventor del Ictíneo, primer buque submarino, en el cual navegó por el fondo del mar, en aguas de Barcelona y Alicante, en 1860, 1861 y 1862". Aunque sus restos fueron exhumados en 1972 y trasladados a su Figueres natal para depositarlos en un futuro panteón de "personajes ilustres", Narcís Monturiol Estarriol murió un 6 de septiembre de 1885, olvidado y sin recursos en el municipio de Sant Martí de Provençals, que por entonces estaba segregado de Barcelona.
Nacido en 1819, estudió primero en Cervera y después Derecho en Barcelona, si bien nunca llegó a ejercer como abogado. Preocupado como estaba por cuestiones políticas y sociales, le fue más útil aprender el oficio de cajista de imprenta, y así ayudar a la difusión de las ideas revolucionarias. Primero colaboró con su paisano y amigo Abdó Terrades, fundador del Partit Republicà Demòcrata, laico y federalista. Escribe en el diario "El Republicano" que al poco tiempo es cerrado y sus redactores encarcelados.
Son los tiempos convulsos en que Espartero bombardea salvajemente Barcelona desde Montjuic. Monturiol forma parte de la Milicia Nacional popular que sublevada en Figueres contra el Gobierno moderado interviene en las revueltas de Barcelona y Gerona. Pero Narcís es un espíritu rebelde pero no violento, y se siente más cómodo con la pluma que con un arma en las manos. "Yo soy revolucionario pero revolucionario pacífico, revolucionario de ideas, revolucionario de conciencias /.../aborrezco la sedición pero me humillo ante la revolución de un pueblo entero que se levante para manifestar su voluntad". Narcís se va separando de sus compañeros republicanos para convertirse en un teórico del comunismo icariano. Como ya hemos indicado en este blog es entonces cuando traduce del francés la obra de Étienne Cabet,"Voyage en Icarie" y funda el periódico "La Fraternidad", para difundir sus ideas, publicación que también es cerrada y él obligado a exiliarse. Inmerso como estaba en los hechos que se sucedían de forma frenética en el país, al final no forma parte de la primeras expediciones que pretendían fundar la sociedad utópica en tierras de América . Una vez amnistiado funda otra revista comunista "El Padre de Familia", pero ya entonces Monturiol es obligado a abandonar el activismo editorial bajo la amenaza de la cárcel. En una "huida" a Cadaqués, donde pretendía subsistir de sus habilidades pictóricas, ese mismo espíritu utópico y generoso lo llevará a concebir lo que después se convertiría en el Ictíneo, cuando "un día en la costa del cabo de Creus, Narcís Monturiol se encontró con un grupo de buceadores agachados en torno al cuerpo inerte de uno de sus compañeros"

Monturiol no era un técnico ni un científico, en eso era autodidacta, nada raro entre los que se atrevían a aventurarse por los caminos de la utopía. Había sido discípulo de Martí Alsina y durante unos meses se dedicó a hacer retratos mientras estudiaba física, hidrostática y ciencias naturales, con las que basó la idea de construir el primer Ictíneo o "barco pez". Con ayuda de amigos constituyó una sociedad para la explotación de su invento, concebido como un instrumento de exploración científica, de rescate de náufragos y de pesca del coral. Fue en Barcelona a partir de Junio del 1859 donde se hicieron las primeras pruebas con tracción humana, que a pesar de que evidenciaban problemas técnicos, recibieron informes científicos positivos. Se necesitaba una gran inversión para llevar adelante el invento y el nulo apoyo oficial causa los primeros desalientos de Monturiol. Pero sigue luchando por su idea y acaba por recuperar la confianza con el apoyo popular ,aunque ese segundo proyecto (ver foto), queriendo quizás impresionar a las autoridades, también está concebido como "máquina de guerra".Se habían subsanado anteriores problemas pero tenía un gran inconveniente necesitaba un motor, que en aquella época tenía que ser una caldera de vapor, lo que provocaba un problema de calor en su interior. El desánimo hizo mella en los accionistas y el segundo Ictíneo fue desballestado y vendido como chatarra.


Monturiol se había acercado más a la realización práctica de su invento, pero un cúmulo de circunstancias le vencieron. Más adelante resumió sus saberes en el "Ensayo sobre el arte de navegar por debajo del agua " para el que solícitó incluso ayuda real para editarlo, tal era su estado de escasez de recursos, pero el "monarca Alfonso XII a través de su Secretario" simplemente le responde agradeciéndo el envío de "tan curioso trabajo... y lamentando su reducido patrimonio".
No sé hoy lo que pensaría el "viejo Monturiol" ante ese reconocimiento del "Año Monturiol", aunque supongo que se sentiría en cierta parte compensado y halagado con ese nuevo artilugio del Ictineu 3. Pero aquel otro, el "joven Monturiol" rebelde se sentiría decepcionado al ver que su utopía es relegada a una anécdota simpática pero improductiva, algo de la "rauxa" juvenil, decepcionado de ver como se siguen cerrando periódicos y criminalizando ideas. No sé a quién preferís?
Yo a aquel Monturiol que con Clavé, Cerdá, Rovira y otros, pasaron por un incipiente Poblenou y lo unieron a Icaria hasta hoy. A la Icaria de la Utopía no a esa "Nova Icària" que sirvió para hacer pisos para "pijos y queridas".
Aquel Monturiol que adivina que quien no cumple sus sueños está abocado a la pesadilla.